En la década del 90, comenzó a apreciarse en el mundo la baja de reservas de crudos livianos pero se vislumbra en cambio, el enorme potencial de los crudos pesados y su gran importancia en la industria petrolera del futuro.
El gran porcentaje de explotación actual es sobre los recursos petroleros más livianos por su mayor simpleza y menor costo de producción. Sin embargo, la aparición de nuevas tecnologías ha modificado la ecuación y sin duda esto, en conjunto con la necesidad de incrementar las reservas, ha puesto en marcha una tendencia a favor de la explotación de estos recursos.
Los resultados no se hacen esperar. Desde el mismo momento en que se inicia su operación, los problemas desaparecen.
La prevención en la ocurrencia de fallas genera retornos operativos muy elevados que evitan lucro cesante y costos de reparación.
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